Despertó sudando. Afuera, un susurro mecánico recorría la calle. Miró. Nadie. Solo la noche vacía... hasta que vio una sombra arrastrando un colchón. ¡Idéntico al suyo! Sobre él, su propio cuerpo inerte.
La vieja grabación se alejaba: «Se compran, colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras...»
por: Miguel Quintero
Twitter: Owiruame
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