que esperabas con el frío del invierno,
como una golondrina, (tardía),
queriendo hacer verano.
No serás el verso que pensaba,
la (voz) que calló en mí,
atrapada en la punta de los dedos,
a flor de labios.
Yo, con mis miedos a cuestas,
tú con tus muertes en la espalda,
caminamos, pero no hacia el mismo lugar.
Y cuando (realmente) nos encontramos,
ya estábamos demasiado cerca para seguir,
demasiado lejos para comenzar.
Quedamos atrapados en la promesa de (algo) futuro,
y el futuro se desvaneció
como un reflejo difuso
en un espejo roto.
No seremos, nos lo dijeron las calles,
nos lo gritaron las camas (vacías)
y las copas dejadas a medias,
mientras nos embriagábamos de canciones tristes.
Y sin embargo, seguimos buscando excusas,
como si el tiempo nos debiera algo.
No seremos,
porque nuestras decisiones nos llevaron por rutas distantes (distintas),
y ahora, lo que no fuimos
se cuela entre los huecos de lo que dejamos atrás,
un eco infinito que nos persigue.
por: Miguel Quintero
Twitter: Owiruame
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