Lo sé.
No me quieres agarrar cariño. Porque estás convencido de que moriré "joven".
Y quizá tienes razón:
La vida no me tiene entre sus favoritos,
pero no le guardo rencor.
No reniego ni de mis horas más "sagradas",
esas en las que me daba golpes de pecho
y no cruzaba ni la calle sin el temor al juicio divino...
que nunca llegó.
He sido feliz,
a mi manera,
como un perro con la cabeza fuera de la ventanilla:
el aire en la cara,
el peligro a centímetros,
y aún así, sonriendo.
¡Y terminé lanzandome a la calle!
Nunca abriré una iglesia para engañar más bobos.
ni haré cola para pisar París,
ese sueño podrido
que huele a ratas y nostalgia barata
(según dicen los documentales).
Pero ¿qué carajos importa?
He amado,
reído,
llorado.
He tenido lo que otros sólo escriben.
Tengo una hija,
un libro con mi nombre,
y lo más probable es que termine
siendo semilla de un árbol
que nunca supe cómo plantar.
Vivamos hoy,
porque el mañana siempre se ríe primero.
Lo sé.
No me quieres agarrar cariño.
Pero yo te quiero,
como a un hermano
que nunca aprendió a cerrar la puerta,
porque siempre vuelve.
por: Miguel Quintero
Twitter: Owiruame
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