A veces las musas vienen a tu vida, sólo para recordarte que todavía tienes alma de poeta.
Para hacerte sentir vivo, para que derrames tinta y sangre cuando creías no tener nada.
A veces las musas vienen a tu vida,
sólo para iluminar la noche con sus cantos profanos.
Para hacerte sentir vibrante, para que brames el canto de los proscritos, cuando creías estar muerto.
A veces las musas vienen a tu vida, sólo para darte el néctar de los dioses.
Para hacerte sentir lúcido y perdido a un tiempo.
Para embriagarte de efluvios extasiantes y montar en las alas del fénix cuando necesitabas sentir de nuevo.
Y a veces, las musas se marchan, sólo para que te des cuenta que has vivido. Y aunque todo se acabe en esta vida, ya vendrán otras letras, otros cantos otras copas y otras musas.
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