miércoles, 5 de febrero de 2025

poesía

Te sientas frente a mí
y hablas de cualquier cosa,
del frío, del café,
del tipo que se sentó junto a ti en el autobús.

Te escucho,
pero en realidad te leo,
porque cada gesto tuyo
es una línea que no sé escribir.

Tomas la taza con ambas manos,
mueves la cucharilla en círculos lentos,
como si revolvieras el fondo de algo más.

Yo sólo soy el tipo en la barra,
anotando garabatos en una libreta
mientras el mesero pregunta
si quiero otra cosa
o sólo vine a mirar.

Te observo,
como quien sostiene un libro
demasiado hermoso para subrayarlo.
Me preguntas por qué escribo,
como si tuviera opción,
como si pudiera mirar una hoja en blanco
y no llenarla de cicatrices.

Tú no necesitas escribir
porque ya eres la poesía,
porque algunos nacemos
para sangrar en las páginas,
y otros para abrir la herida.

Te miro y no hay palabras,
te pienso y la tinta se derrama sola,
manchando servilletas, la barra,
las palmas de mis manos,
como si con escribir bastara
para tocarte.

Y tú te levantas ligera,
sin el peso de mis letras,
te detienes un segundo en el umbral de la puerta,
como si olvidaras algo,
como si quisieras despedirte.

Y yo me quedo aquí,
en esta barra con olor a café frío,
derramando en letras...
lo que en ti es sólo un instante.

Twitter: Owiruame

No hay comentarios. :

Publicar un comentario

Agradezco tu visita y comentarios!