Sientes el impulso de volar, libre en cada susurro del aire,
mientras yo, anclado a tus pasos, repito tu rastro en un murmullo distante.
No necesitas detenerte, ni mirar atrás; tu libertad se extiende como el horizonte,
y yo persigo tu estela invisible, siguiendo el ritmo de tu huida constante.
Cada paso que das parece una despedida, como si el mundo no pudiera contenerte,
y mientras tanto, yo permanezco quieto, atrapado en la sombra de tu movimiento.
Sé que el viento te llama a la libertad, de maneras que aún no entiendo,
pero me encuentro siguiendo sin palabras, sin preguntas, las huellas de tus pensamientos.
Disfruto tus ganas de ser el viento, perdona mis celos por ser un eco.
No es que anhele lo que tú tienes, pero temo perderme en ese espacio vacío que dejas cuando te alejas.
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