El reloj sigue su marcha, pero el tiempo se detuvo en aquel instante. Quise detenerte, pero sólo conseguí retener tu sombra. Ahora te llamas ausencia, incluso cuando estás al lado. Tus ojos, antes refugio, ahora esquivan mi mirada.
Las palabras que nunca dijimos se amontonan entre nosotros, creando un abismo.
Nos quedamos allí, sin despedida, como si el silencio pudiera evitar lo inevitable.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario
Agradezco tu visita y comentarios!