Noches largas, a veces interminables, marcadas por la ausencia de tus letras y la presencia de tu recuerdo. En mi insomnio, mi mente te dibuja, imaginando tu cuerpo entre las sábanas.
A veces, tu ausencia duele como una herida que no sana. Sin embargo, odio más tu silencio. Odio saber que estás ahí, sin cruzar una palabra.
Sin embargo el recuerdo de tus letras me da aliento; la tristeza se disipa como la penumbra al amanecer. Solo sé que te amo, que deseo tener días donde caminemos por la calle tomados de la mano y noches donde recorra cada rincón de tu cuerpo.
Anhelo el día en que pueda sentir tu calor, escuchar tu risa y perderme en tus ojos.
por: Miguel Quintero
Twitter: Owiruame
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