Despertó empapada en sudor, aún jadeando.
Encendió la lámpara.
Todo estaba en orden… excepto por la figura sentada al pie de la cama.
Tranquila —dijo él, con una voz que le resultó extrañamente conocida.
Sólo quería asegurarme de que no volvieras a soñar con despertarte.
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