—Bukowski era un cabrón, pero honesto —tecleó Jesús, dando un sorbo a su vaso de ron.
Miguel agitó su trago y sonrió. —Honesto y borracho, como debe ser... hasta veo lo que escribo con otros ojos.
Jesús miró la pantalla, con esa sonrisa apenas dibujada (maldito sabio). —No, amigo. Tú escribes por caliente y despechado. Dio un trago, mientras calibraba su frase matona, y concluyó:
—Yo lo leo, a ti te inventa.
por: Miguel Quintero
Twitter: Owiruame
No hay comentarios. :
Publicar un comentario
Agradezco tu visita y comentarios!