lunes, 27 de enero de 2025

bugambilias

Entre el polvo de nuestra ciudad rota,

bajo el sol que nunca se apaga,

te miro y no entiendo

cómo tu oasis sobrevive

en este desierto.


Quiero entretejer bugambilias

en tu maraña de cabello,

sólo por el placer absurdo

de ver crecer la belleza

donde ya habita lo hermoso.


Te miro y veo la grieta,

una línea delgada entre la esperanza

y el cinismo que te sostiene.

Eres una navaja que corta,

el amor y el desprecio,

abrazando la vida

pero manteniendo un pie fuera,

por si acaso.


Esta maldita ciudad no se detiene,

es un reloj roto

que siempre marca

las mismas miserias:

coches sin rumbo,

almas que caminan

pero no van a ningún lado.


Y ahí estás tú,

con la complicidad

de quien ha visto brotar la vida

en medio de las grietas,

un complot silencioso,

una risa que no se disculpa.


Mientras el mundo gira,

nos robamos segundos

de la indiferencia de esta ciudad:

dos cómplices sembrando

flores en el concreto,

inventando eternidades

en el parpadeo de una mirada

y el roce de tus labios.


Quiero ser un rehilete,

que en este viento lleno de tierra

pinte colores en tu sonrisa.

Pero los rehiletes

también se rompen,

también caen.

Se detienen.


Así que aquí estoy,

preso de tu abismo,

escapando del sol

complotando con el viento

para ver si te atrapo.


Y en ese cruce de miradas

y de labios,

un secreto:

uno que no grita,

pero resuena en todo.



Twitter: Owiruame

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