viernes, 13 de diciembre de 2024

posada

Salí con la esperanza
de que el aire frío y un par de tequilas
hicieran milagros.
Me até los zapatos como quien va a la guerra,
y en el bolsillo, un arma cargada
de intención.

La fiesta no era lo que esperaba:
no había una bebida que me gustara,
pero, sobre todo, estaba vacía
de esa mirada que me prometí.
Las copas giraban en otras manos,
y las palabras sonaban,
en otro idioma que nunca supe entender.

Los mensajes quedaron en visto,
como cartas olvidadas bajo la lluvia,
hasta que se deshace la tinta.
Maldita noche de ganas resonando en el vacío,
dejando el eco más vivo que el recuerdo.

Al llegar a casa,
la luna llena entre las nubes,
se burló de mi estrategia.
La cama compartida,
ese territorio que pudo traer calor a mi alma,
era sólo silencio
y sueños ajenos.

Me quedé mirando el techo,
un soldado derrotado
con pólvora en las manos,
pero sin disparar.

El mundo sigue su marcha,
me dije,
y yo, con todo listo
para una revolución
que nunca llegó.

Twitter: Owiruame

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