Mi vecino (en la oficina) tiene varias libretas por todos lados. En ellas suele plasmar sus pensamientos, cosas por hacer y otras notas de trabajo y clase. Yo suelo hacer eso mismo en Keep, una aplicación de Google que uso ya desde hace algunos años por consejo de una amiga escritora. También usaba Twitter y ocasionalmente este blog.
En el ánimo por entender mi relación con la tecnología y las redes sociales, confieso que la mayor parte del tiempo que uso Twitter, lo uso para el ocio. ¿Y qué tiene de malo el ocio? —preguntó mi esposa mientras le daba mis razones para desinstalar la app, al menos por un tiempo. Nada, el ocio no tiene nada de malo.
El "dulce otium" promovido por la Roma antigua, era un momento de creatividad, de desconexión, de recreo, muy parecido a la intención que tenía cuando abrí mi primer blog: ladrar, jugar, aullar y de vez en cuando meditar, dice el encabezado del mismo.
Y justo eso es lo que necesito en este momento: desconexión. Amo la tecnología y todo lo que hace por mí. Pero así como dejé otras redes sociales, me gustaría tomarme un momento para desconectar de internet y contectar con la gente, como en cierta aldea de la India, según leo en las noticias.
Tomar un café o una cerveza en cualquier lugar, mientras nos ponemos al día, esas son las verdaderas redes sociales.
por: Miguel Quintero
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