martes, 29 de julio de 2025

lotería

El melón
Ella partió un melón con los dedos, sin cuchillo.
Le ofreció un poco. Él mordió...
desde sus manos y hasta el ombligo.
No usaron servilletas.

La estrella
Ella brillaba. Él guardaba silencio.
Cuando cayó "la Estrella",
se la tragó entre cada pico.
Desde entonces, cada noche le sabe a universo.

La botella
El náufrago encontró una botella con cartas de lotería.
Jugó solo.
Cada carta traía una visita.
En la última noche, cantó "la Muerte".

El camarón
¡Buenas! ─ gritó con "el Camarón"
y cayó dormido.
Aún sueña bajo el mar, entre corales.
No ha envejecido.
A veces ríe, cuando alguien canta su carta.

El paraguas
Volvió a caer la carta.
Esta vez no llovió agua, sino recuerdos ajenos.
Todos quedaron empapados de vidas que no eran suyas.

La rosa
Terminó con una rosa en cada partida ganada.
Cada pétalo, una promesa.
Al final del mazo,
sólo le quedó el tallo... y espinas.

El corazón
No juegues con el corazón ─ dijo.
Pero él lo puso sobre la mesa, desnudo.
Ella lo tomó entre sus manos... y lo hizo añicos.



Twitter: Owiruame

domingo, 27 de julio de 2025

ella era libra

Ella creía en el equilibrio, velas encendidas, finales con sentido... yo llegaba tarde a todo, incluso a mí.

Nos conocimos en la fila del café. Ella traía un libro de poesía y olía a té de azahar. Yo iba con resaca, pantalones arrugados y chistes malos.

Duramos tres estaciones: Primavera fue promesa, verano incendio, otoño caída. En invierno ya no quedaba nada.

Una noche leyó mi carta astral. “Tienes algo roto en la casa del amor”, dijo. Pregunté si tenía reparación. Sonrió con tristeza.  Me dijo: “tú pisas lo sagrado y ni te das cuenta”. Y sí, yo era sarcasmo y huida. Ella, equilibrio y flores secas.

Se fue con la dignidad intacta.

Desde entonces, cuando preguntan qué pasó, sólo digo:
—Ella era Libra… y yo un hijo de la chingada.



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lunes, 21 de julio de 2025

monotonía

Cada día, ella servía el desayuno en punto de las 7:00.
Salían a sus trabajos, cada uno en su auto.

Al regresar, ella limpiaba en silencio, se sentaba frente al televisor apagado y esperaba.
Él llegaba a las 6:00, colgaba su saco, cenaba en silencio, se acostaba.

Una noche, él llegó, colgó su saco… y ella ya no estaba.
 Sólo había una nota:
 "Gracias por no notar que llevo muerta desde el viernes".


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