sábado, 14 de junio de 2025

milagro

A las ocho de la noche, el sol seguía ahí, igual de necio que mi patrón, que no entiende que ya pasó su hora.

Treinta y nueve grados Celsius, según el teléfono. Cuarenta y dos, según mis putas axilas… ¡y mis lonjas!
En la banqueta, yo.
 En la hielera, nada. Ni una pinche cerveza. Sólo unas cuantas botellas vacías, porque creí que ella vendría con las suyas (y yo también podría beberlas).

Spoiler: no vino.

Ni ella, ni la lluvia, ni mi cordura. Sólo los moyotes, esos cabrones que no tienen palabra pero sí tienen hambre.

Ahí estaba yo, como quien espera el Apocalipsis… con menos épica, pero con más sudor y comezón.
—El mundo se va a acabar y yo sin una pinche cerveza —pensé. Sin ella, y con sed de la mala.

Desde su casa invadida, en mi colonia pobre, el vecino llegó con un bote helado que me tendió con cierta condescendencia.
Juraría que fue en slow motion.

Casi aplaudí. No por agradecimiento, sino por respeto.
Porque en esta ciudad de infiernos sin poesía, el que te invita una cerveza fría ya es mitad dios… y mitad milagro.

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miércoles, 11 de junio de 2025

protocolo

—Según la NOM-035, saliste con riesgo psicosocial alto —dijo el abogado, hojeando papeles manchados de café—. ¿Te sientes estresado?

—Sólo cuando respiro —respondió el de TI, sin quitar los ojos de su dispositivo.

—¿Tienes pensamientos intrusivos, ideas suicidas, ganas de incendiar la oficina?

—¿Eso último cuenta como pensamiento o como plan de mejora continua?

El abogado forzó una sonrisa. No sabía si era sarcasmo o confesión. El informe decía que hablaba solo, reía frente a pantallas apagadas y, a veces, dormía debajo del escritorio como si eso fuera la norma de los viernes.

—La empresa puede canalizarte con Recursos Humanos.

—¿Para que me den un termo con el logo y un “échale ganas”?

El abogado carraspeó. Tenía una cláusula que firmar, una de esas que absuelven a la compañía si alguien decide  “tomar el asunto en sus manos”.

—Queremos ayudarte. ¿Qué necesitas?

El de TI lo miró. Ojos secos. Pupilas en modo error 404.

—Que dejen de pedirme que lance formularios que nadie usa. Que entiendan que los PDFs no se imprimen por arte de magia. Que dejen de llorar porque no pueden entrar a su correo y resulta que no tienen Internet.

Silencio.

—Y si no es mucho pedir… un hacha.

El abogado activó la VPN en su iPhone y salió caminando rápido, como quien acaba de ver al diablo en *.zip



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sábado, 26 de abril de 2025

horarios

En el Instituto Newton, la coordinación horaria era un dilema cósmico. Flux, Poe y Gamma insistían en impartir clases en el grupo 73SC simultáneamente, desafiando las leyes clásicas de la física. Agotado, el coordinador académico activó el Aula Q-System001, un experimento pedagógico basado en superposición cuántica.

Al ingresar, los profesores se difuminaron en ondas de probabilidad, sus voces resonaron como interferencias armónicas. Poe explicaba sintaxis mientras Flux desdoblaba ecuaciones en pizarras paralelas; Gamma, entrelazado, debatía filosofía consigo mismo. Los alumnos, partículas atentas, colapsaban realidades al tomar apuntes.

Al finalizar, los docentes emergieron intactos, aunque Poe murmuró: "Creo que di clase en 14,000,605 posibles universos…". El coordinador sonrió: la materia seguía impenetrable, pero el horario, cuánticamente flexible.


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